¿Tiene Miedo del Futuro?




V. H. Salazar
Presidente NCG
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¿Tiene Miedo del Futuro?


Actualmente los profetas del desastre están en su furor. Tanto por la crisis europea y el estado de la economía de los EE.UU. como por el auge de las profecías mayas pregonando nada menos que el fin del mundo, han encontrado un terreno abonado en las mentes sugestionables y temerosas que ven un oscuro panorama en sus vidas, sus negocios y economías.

Quienes optamos por una visión más optimista del futuro, nos alegramos con informes tales como el de que la producción mundial de alimentos se ha triplicado en los últimos 50 años, que países con economías de miseria como Singapur han pasado a las filas de las naciones desarrolladas, o los asolados por guerras devastadoras como Vietnam han surgido con ímpetu en el comercio mundial o que Brasil y China se perfilan como las mayores economías dominantes.

En nuestro entorno, vemos como la economía continúa creciendo a buen ritmo y los inversionistas internacionales siguen siendo atraídos por las oportunidades que encuentran en el país. Horst Paulmann, presidente del emporio chileno que compró Carrefour en Colombia, dice “Todo el mundo sueña con Colombia” y pronostica que la nuestra será la segunda economía en Latinoamérica, superando países considerados ricos hasta hace poco, como Argentina y otras mayores como México.

“Hay que aprovechar la oportunidad” dicen estos inversionistas internacionales. Y nosotros? ¿Seguiremos viendo el vaso medio vacío? Seguiremos temerosos del futuro, protegiéndonos de desastres imaginarios y permitiendo que ese poder nos paralice?

Padecemos de un irracional temor al fracaso inexistente. No queremos asumir riesgos calculados. Nos falta la audacia de los triunfadores, de quienes aún en épocas dificiles se convirtieron en millonarios y crearon gigantescos negocios. Robert Kiyosaky, autor del “best seller” Padre rico, Padre pobre, dice que en los años corrientes muchas personas se convertirán en millonarios, más que en ninguna otra época en la historia. Pero no serán aquellos que necesitan que todos los semáforos se pongan en verde para dar el primer paso.

(continua en el próximo número)

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